Su característica más destacable es el tamaño, ya que el resto de sus parientes miden varios metros de longitud. Los dedos, tanto de las patas delanteras como las traseras, están adaptados para agarrarse con firmeza a las ramas de los árboles. Se les ve en el suelo en contadas ocasiones y prefieren vivir en árboles de hoja perenne para que están protegidos, hasta en invierno, de los depredadores.
El cuerpo está acorazado escasamente y solo es usado para protegerse de los escasos depredadores que lo pueden detectar en la copa de los árboles. La cola tiene seis púas en los macho y dos en las hembras. Son usadas para defenderse de los agresores, competir con los machos y hacer ruido al frotarlo contra las ramas y las hojas y, de este modo, atraer una hembra de los alrededores. Cuanto más ruido se haga más posibilidades habrá de que una hembra se vea atraída. Pero esto tiene un inconveniente porque hace que los depredadores también los detecten. Se alimentan de las hojas y frutos de los árboles en los que viven.
Cuando atraen a una hembra el macho la invita a que pase a su nido (que puede ser un montón de ramas secas o un agujero en el tronco del árbol). Si la hembra cree que el nido es adecuado a sus necesidades se queda, sino abandona al macho. Suelen comenzar su época de cortejo entre febrero y abril. El macho copula con la hembra y esta hecha al macho de su propio nido.
El macho se queda en los alrededores del nido porque cuando la madre y las crías se separen volverán a sus antiguos hogares o buscarán uno nuevo. La hembra permanece en cinta tres días y pone unos huevo poco más grandes que la uña del pulgar y los cuida durante veinte o treinta días. Las crías cuando nacen estas usan el proceso de la imprenta para reconocer a su madre, es decir, toman como madre al primer ser vivo que ven.
Tras dos semanas de aprendizaje para trepar por los árboles la hambre se va a dormir por última vez con las crías y para cuando ellas despiertan su madre ya no está. Para que abandonen el nido la hembra produce un olor con una glándula especial que resulta insoportable para los jóvenes y los depredadores. Las crías al oler ese olor se marchan del árbol y buscan cobijo en otro árbol. El olor permanece con ellos, una semana, de tal manera que les resulta soportable a ellos pero que los depredadores encuentran nauseabundo, por lo que tienen una semana para encontrar un árbol sin que los depredadores los ataquen. Cuando las crías abandonan el nido el macho vuelve y se impregna del olor para evitar a los depredadores.
Un posible ancestro del Arboreosaurus podría ser el Silvisaurus condrayi, una especie de Ankylosaurido de América del norte cuyos descendientes se extendieron por Europa y Asia al cruzar el puente de Beringia en la última glaciación.
El cuerpo está acorazado escasamente y solo es usado para protegerse de los escasos depredadores que lo pueden detectar en la copa de los árboles. La cola tiene seis púas en los macho y dos en las hembras. Son usadas para defenderse de los agresores, competir con los machos y hacer ruido al frotarlo contra las ramas y las hojas y, de este modo, atraer una hembra de los alrededores. Cuanto más ruido se haga más posibilidades habrá de que una hembra se vea atraída. Pero esto tiene un inconveniente porque hace que los depredadores también los detecten. Se alimentan de las hojas y frutos de los árboles en los que viven.
Cuando atraen a una hembra el macho la invita a que pase a su nido (que puede ser un montón de ramas secas o un agujero en el tronco del árbol). Si la hembra cree que el nido es adecuado a sus necesidades se queda, sino abandona al macho. Suelen comenzar su época de cortejo entre febrero y abril. El macho copula con la hembra y esta hecha al macho de su propio nido.
El macho se queda en los alrededores del nido porque cuando la madre y las crías se separen volverán a sus antiguos hogares o buscarán uno nuevo. La hembra permanece en cinta tres días y pone unos huevo poco más grandes que la uña del pulgar y los cuida durante veinte o treinta días. Las crías cuando nacen estas usan el proceso de la imprenta para reconocer a su madre, es decir, toman como madre al primer ser vivo que ven.
Tras dos semanas de aprendizaje para trepar por los árboles la hambre se va a dormir por última vez con las crías y para cuando ellas despiertan su madre ya no está. Para que abandonen el nido la hembra produce un olor con una glándula especial que resulta insoportable para los jóvenes y los depredadores. Las crías al oler ese olor se marchan del árbol y buscan cobijo en otro árbol. El olor permanece con ellos, una semana, de tal manera que les resulta soportable a ellos pero que los depredadores encuentran nauseabundo, por lo que tienen una semana para encontrar un árbol sin que los depredadores los ataquen. Cuando las crías abandonan el nido el macho vuelve y se impregna del olor para evitar a los depredadores.
Un posible ancestro del Arboreosaurus podría ser el Silvisaurus condrayi, una especie de Ankylosaurido de América del norte cuyos descendientes se extendieron por Europa y Asia al cruzar el puente de Beringia en la última glaciación.